¿Has escuchado hablar del fast fashion o moda rápida? ¿Conoces el impacto que esta estrategia de venta tiene en tu cartera? En este artículo te platicamos un poco sobre el tema para que evites problemas financieros como terminar con una deudas por comprar ropa en tu tarjeta de crédito.
Cuando hablamos de fast fashion nos referimos a toda esa ropa y accesorios “baratos” que encontramos en tiendas o en línea que están diseñados para ser usados mientras “estén de moda”, lo cual no es mucho tiempo.
La idea detrás de esta estrategia del mundo de la moda es sacar tendencias y estilos nuevos a una velocidad impresionante para que los consumidores los compren mientras el estilo sea súper popular.
Olvídate de las “temporadas primavera-verano”, hoy en día la industria de la moda crea de 6 a 8 temporadas generales cada año. Es decir que eso que es trendy hoy, pasará a la historia mucho antes de que llegue la Navidad.
Ya que la ropa está pensada para ser usada en “nano temporadas” no está diseñada para sacarles provecho.
No es como que a las marcas les convenga meterle mucha calidad a su proceso de fabricación para satisfacer ciclos tan cortos de venta. En algunos casos, la ropa nueva no sólo entra cada 2 meses sino cada semana.
Puede que te compres una blusa o un par de zapatos porque te encantan y piensas usarlos en varias ocasiones, pero existe una alta posibilidad de que no te duren más de un año, o que incluso sólo te sirvan para un par de puestas.
La mejor manera para describir el impacto del fast fashion en tus finanzas es esa frase que dice “Lo barato sale caro”. Supongamos que eres de esas personas que sí tienen el buen hábito de crear y darle seguimiento a su presupuesto mensual y como dentro de él cuentas con una categoría exclusiva para ropa crees que tienes la batalla ganada. Pero ¿estás seguro de eso?
Incluso si es una categoría a la que le diriges una cantidad aceptable que no desequilibra tus ingresos, cuando la dedicas a comprar ropa tipo fast fashion estás provocando una fuga de dinero ¿Cómo?
Imagina que compras una camisa que te sale en 120 pesos pero a la 3era vez que la usas se le caen un par de botones, o con la segunda lavada ya se ve desgastada y con eso le das fin a su uso. ¡Eso quiere decir que cada puesta te costó 40 pesos! Para el caso, tal vez sería mejor que rentes ropa de buena calidad y vayas rotando tu guardarropa sin dañar el medio ambiente.
Ahora, 40 pesos no suena mucho pero si sacaras la relación del costo de cada prenda que compraste en tiendas como Shein, H&M, Bershka (entre muchas otras), entre las veces que les pudiste sacar provecho seguramente te sorprenderás.
Por supuesto, si cada mes compras ropa nueva porque el precio te parece poco, entonces te será más difícil detectar el corto tiempo de vida de cada pantalón, vestido o zapatos que estés comprando y lo caro que te está saliendo en el largo plazo. ¡No caigas en deudas por comprar ropa!
Recuerda que aún cuando nos creemos seres extremadamente racionales, nuestro comportamiento puede ser muy manipulable y los mercadólogos detrás del fast fashion lo saben. Hoy en día ya no sólo se trata de ofrecer promociones que se ven peligrosamente amigables y disfrutables como el 3x2, sino de convertir la experiencia de compra en un juego.
Regresemos al ejemplo de estas empresas donde todo está perfectamente diseñado para que quieras gastar cada vez más sin que parezca que estás gastando. Desde venderte la idea de que mientras “más compres más ahorras” y el hecho de que cada compra genera puntos para futuras compras, hasta los juegos y rifas para ganar más descuentos y las ventas flash con un cronómetro que se meten con tu sentido de urgencia.
Todo eso te genera una oleada de dopamina que hace que disfrutes tanto de la experiencia que vuelvas incluso antes de que te llegue tu último paquete. Peor aún si decides realizar el pago con tu tarjeta de crédito para además evitar “el dolor de pagar”.
Además, la cosa no termina ahí. Pues si tu ropa se siente barata, accesible y desechable, entonces no es de sorprenderse que así la trates. Piensa en cómo tratas otras piezas que te costaron un poco más, ¿las sigues usando después de años?
Con este artículo no te estamos diciendo que debas sacrificar tu gusto por experimentar con tu estilo personal. Simplemente se trata de cambiar de mentalidad y hábitos hacia un consumo consciente.
Recuerda que al alejarte del fast fashion no sólo estás beneficiando tus finanzas sino que estás retirando tu apoyo de la segunda industria más contaminante del planeta que además es éticamente cuestionable por la forma en la que trata a sus trabajadores (por algo sale tan barata la ropa).
Te invitamos a hacer cuentas de ahora en adelante para ver cuánto te está costando seguir las tendencias y analizar si ese dinero podría tener más valor para cumplir metas que estés posponiendo ¡Saca tu calculadora y averígualo!
Hablando de cálculos, si sientes curiosidad sobre la huella que está dejando en el planeta con estas compras o el impacto social de esta industria te invitamos a revisar el artículo de Sustain Your Life titulado El lado oscuro de la industria de la moda.
Regístrate y recibe en tu correo toda la información para mejorar tu vida financiera.
Transfiere la deuda de tus tarjetas de crédito hoy y paga menos que con el banco.
Calcular mi ahorro