Sea cual sea el motivo por el que decidas poner en orden tus finanzas, tener una meta financiera es elemental para mantener la disciplina al ahorrar, apegarse a un presupuesto y recortar los gastos que sean necesarios.
Una meta puede ser tan ambiciosa como desees: ahorrar para el enganche de una casa, o tan sencilla como dejar de gastar en algo o cubrir una deuda pendiente. ¡El límite lo pones tú!
De acuerdo a tus gustos y necesidades puedes determinar una meta, no es necesario que sea muy grande. El punto es que sea algo que realmente te motive y que sea un objetivo posible. Saldar la deuda de tu tarjeta, ahorrar para unas vacaciones, reducir tus gastos innecesarios o iniciar tu fondo de emergencia son algunos de los más comunes.
Dependiendo de la magnitud de tu meta debes identificar cómo dividirla en pasos. El primero sin duda es analizar qué tan lejos te encuentras actualmente y qué recursos tienes a la mano para hacerlo posible.
Por ejemplo, si tu meta es terminar con la deuda de tu tarjeta de crédito el primer paso sería identificar la cantidad total y los factores que la afectan como la tasa de interés o el pago mínimo. Después revisa tu presupuesto y qué posibilidades tienes para hacerlo sin afectar tus gastos esenciales.
Establece acciones definidas ya sea que fijes una cantidad semanal, quincenal o mensual, un porcentaje de tus ganancias o hasta reemplazar lo que destinas a otro gasto.
Si no parece muy factible, revisa qué otras herramientas existen para lograrlo, como Digitt que puede ofrecerte un préstamo para liquidar tu deuda y pagar a plazos.
Una vez que determines qué opciones y ajustes tendrás que hacer para alcanzar tu meta, tendrás que determinar un plazo para conseguirlo. Existen tres tipos de plazo en función de lo grande que sea tu meta y el tiempo que tome conseguirla:
Después de establecer tu meta financiera podrás determinar a qué plazo conseguirla según su magnitud y tus posibilidades analizando cuánto puedes destinar de tu presupuesto.
Puedes tener más de una meta a la vez, pero debes establecer cuál tiene mayor importancia y a cuál le dedicarás un poco más de esfuerzo; lo mismo respecto a tu presupuesto donde quizá debas elegir no hacer algunos gastos no esenciales y destinar ese dinero al ahorro para tu meta.
¡Felicidades, ya tienes todo para lograrlo!, con un plan, constancia y disciplina podrás hacerlo. Tampoco te desanimes si no consigues apegarte al plan siempre, se vale hacer ajustes y cambiar el plazo o la prioridad, lo importante es que no abandones tu meta.
La satisfacción que te dará cumplir una meta seguro te motivará para plantearte la siguiente un poco más ambiciosa. Este es el camino más seguro para conseguir un buen hábito de ahorro y retomar el control de tus finanzas.
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